Iniciación al senderismo (VI): La ropa - José Luis N. Quijada

Iniciación al senderismo (VI): La ropa

🗓️julio 18, 2022 |

La ropa, en montaña, es nuestra protección ante el entorno. Saber elegirla adecuadamente nos ayudará a prevenir malestar y accidentes.

A la hora de elegir la vestimenta es frecuente cometer algunos errores. El principal: trasladar nuestra experiencia deportiva en ciudad.

En el campo, particularmente en la montaña, las condiciones son muy diferentes a las del entorno urbano. Al igual que con la comida y con la bebida, afectan diferentes factores.

La temperatura baja automáticamente unos dos grados por el simple hecho de abandonar el casco urbano. La altitud también influye en la temperatura y el viento. También sobre otros fenómenos como la nieve. Por ello hay que seguir unos criterios diferentes.

Así mismo, debemos considerar que el senderismo no es comparable a otros ejercicios como correr o montar en bici. En nuestro caso tardaremos más en calentar nuestro cuerpo como consecuencia de la actividad física.

Por tanto, deberemos escoger la ropa en base a estos factores.

La ropa en invierno

En invierno, la ropa debe protegernos del frío, del viento y, en ocasiones, también de la lluvia y la nieve.

El montañero inexperto suele pensar que lo ideal es usar un buen abrigo o llevar el pijama debajo.

Lo del buen abrigo puede ser una opción, pero veremos que muchas veces iremos a la montaña sin ninguno. En cuanto a llevar el pijama debajo, con matices, pero lo compro. Vamos a ello.

3 capas + 1

Es la regla estrella: Llevar tres capas de ropa -más una de la que hablaremos más adelante-.

La capa interior

Irá pegada al cuerpo -como una segunda piel-. Es conveniente que sea de algodón, o de material técnico. Debe transpirar correctamente para evitar la sudoración excesiva. Su misión es mantener el cuerpo seco.

¿Sirve el pijama? No te lo recomiendo, pero puede llegar a servir siempre y cuando cumpla dos condiciones: Ser de tejido natural -preferentemente 100% algodón- contar con un buen grosor y ajustarse al cuerpo. Eso sí, evita ponerte un pijama usado o con el sudor pronto desprenderá un olor que te hará sentir sucio. Ante todo, asegúrate de contar con otro pijama limpio para la siguiente noche o tendrás que buscar un plan B con el que dormir.

Lo ideal es usar mallas o pulgueros para la parte de abajo y camisetas de algodón para la parte superior.

En condiciones de mucho frío y humedad, la prenda superior deberá ser de manga larga y cuello alto. En el resto de casos, es preferible la manga corta y cuello despejado. Ya protegeremos estas partes con las siguientes capas.

La capa intermedia

Aquí tenemos más libertad. Es la capa que nos proporcionará el aislamiento térmico. Se recomiendan prendas de materiales técnicos.

Es probable que en muchos momento sea la capa visible. En el caso de las piernas, casi siempre será la última capa. Recomiendo llevar pantalones desmontables. Aunque probablemente no les quites la parte de abajo, es muy práctico abrir un poco las cremalleras en momentos de esfuerzo para bajar la temperatura corporal.

Para el tronco y los brazos recomiendo una camiseta de manga larga de tejido técnico.

La capa externa

Aquí nos referimos únicamente al tronco. En las piernas vamos servidos.

Recomiendo llevar una sudadera o forro polar -siempre con cremallera- de un grosor y material acorde a las circunstancias.

La cremallera es importante para poder ajustar la temperatura corporal en función de las necesidades de cada momento.

Una capa adicional

Hasta ahora nos hemos protegido del frío, pero no de la lluvia, nieve o viento.

Para ello, lo mejor son las prendas impermeables, si bien tienen un gran inconveniente: Por lo general, transpiran poco. Por tanto, las llevaremos a parte. Siempre a mano, pero únicamente las usaremos en situación de necesidad real.

Para la parte superior suelo llevar un cortavientos finito y con capucha y para las piernas unos pantalones impermeables con cremallera en la parte inferior para ponerlos sin quitar las botas.

En zonas muy lluviosas puede interesar llevar un poncho que proteja también la mochila. En ese caso, los pantalones impermeables pueden sustituirse por polainas.

A ello habrá que sumar unos guantes -preferiblemente aptos para el uso del móvil-, pasamontañas para la garganta y gorro para la cabeza.

La ropa en verano

En verano podemos caer en la tentación de prescindir de demasiada ropa.

Esto es un error muy frecuente. No podemos olvidar que la ropa nos protege del sol, evitando quemaduras, de los roces con la mochila, especialmente en los hombros y de arañazos, principalmente en las piernas.

Por tanto, deberemos buscar el modo de ir lo más tapados posible pero sin que ello nos ahogue.

Lo ideal es portar prendas largas y ligeras. Sin embargo, muchas veces preferiremos manga corta. Es una opción válida, siempre que los hombros queden cubiertos, pues están muy expuestos al sol y sobro ellos apoyará la mochila. Es necesario protegerlos.

Las piernas pueden protegerse con un pantalón de montaña de tejido ligero, o unos pantalones desmontables. Yo empleo la segunda opción, ya que me da más libertad, pudiendo proteger las piernas del sol y la maleza cuando lo necesito y dejar la parte inferior libre en algunos momentos. Además, tengo la posibilidad de abrir parcialmente las cremalleras de las piernas para crear ventilación.

En la cima

Durante los ascensos veraniegos a montañas pasaremos calor y probablemente lleguemos a la cima con la camiseta algo mojada.

A pesar de sentirnos acalorados, el viento de la cumbre puede bajar en exceso la temperatura corporal. Por ello es recomendable ponerse una capa ligera encima o cambiar la camiseta por otra seca.

La cabeza

Por un lado o por otro, la cabeza estará expuesta al sol. Es recomendable cubrirla con una gorra o sombrero. Preferiblemente de tejidos ligeros y de colores claros.

Los pies y el calzado

Calcetines

Lo dejo para el final porque vamos a verlo en conjunto.

Aunque haya 40ºC, te pido que lleves, dos capas de calcetines. Sí, dos.

El primer calcetín ha de ser muy fino, como una media que ajuste perfectamente al pie, sin dejar ninguna arruga.

El segundo, algo más grueso -según la estación de la año-. También debe ajustar sin arrugas y ser de tejido natural -algodón- o coolmax -ideales para mantener el pié seco-. En invierno, también puedes optar por lana.

La finalidad del doble calcetín es que el más fino se adhiera al pié y el grueso, se fije a la bota. de es esta manera, la fricción se producirá entre ellos y no entre la piel de tu pie y el calcetín. Ello reducirá la probabilidad de rozaduras y ampollas.

Calzado

Siempre debe ser de cuero -exceptuando la suela-. El calzado de plástico -nylon, polipiel, etc.- te «cocerá» el pie, propiciará la aparición de rozaduras y ampollas y creará problemas de olores. Los materiales naturales -como el cuero- permitirán una correcta transpiración que mantendrá nuestros pies en mejores condiciones.

La suela debe tener el dibujo bien marcado, acorde al terreno a transitar. Ha de ser rígida, pero no en exceso.

Recomiendo caña alta (que suba bastante en el tobillo), pero dependerá en buena medida de la ruta. Para caminar por pista o senda sencilla, puede ser baja. Para campo a través, piedra suelta, firme en mal estado o montañismo, siempre caña alta -incluso en verano-.

Siempre que sea posible, conviene que la bota sea impermeable.

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José Luis N. Quijada

Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.

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